Por Toni Roderic, Presidente de Los Verdes.
Hoy hemos conocido la reunión secreta de Pablo Iglesias con Mónica Oltra, en Madrid, que pone en entredicho aquello que criticaba Podemos como vieja política: “Hay que abrir un proceso. Un proceso en el que el protagonismo lo tiene que tener la gente. Esto no es que yo llame a Cayo Lara y nos pongamos de acuerdo si nos vamos a cenar a un restaurante (…). Esto será una cosa que tendrá que discutir la gente. Que tendrá que discutirlo desde abajo (…). Quien piense que los pactos son que nos vamos a cenar a un restaurante jefes de un sitio y jefes de otro está entendiendo que somos vieja política. No somos vieja política. Se acabó esa cultura. Nosotros no vamos a hacer política así” (Fuente: laSexta, programa El Objetivo – Pablo Iglesias, a partir del minuto 5).
Pero, además, en este caso, las componendas de Oltra para convertir a Compromís en la marca blanca de Podemos, con ella de figura mundial, era algo que muchos barruntábamos y que incluso escribimos hace seis meses a pesar de los ataques que sufrimos entonces de la estulticia de los hooligans del nacionalismo: “Tras ser candidata, ¿exigirá el pacto con PODEMOS -¡para ganar! – y el BLOC perderá siglas y esencias dentro del magma extraño, poco claro y antivalenciano de PODEMOS? Y lo que es peor, el posible pacto de la izquierda valenciana -para echar al PP- ¿será imposible si no es a cambio de entronizar a Oltra como presidenta de la Generalitat Valenciana para hacer no sabemos qué?”.
Si alguien, en Valencia, pensaba, con buena voluntad, que las viejas maneras de la casta política se habían acabado, tras consultar en el Google las dilatadas historias políticas de los Ribó, Oltra, Mollà y Morera, junto a los Puig, Calabuig y Císcar, ¿seguirá pensando que aportarán algo a la nueva política?
¿Darán un paso a favor de primarias, de listas abiertas, de eliminar asesores y, por supuesto, de limitación de mandatos?
¿Establecerán un salario para sus cargos públicos de tres veces el salario mínimo interprofesional?
¿O serán capaces de negar todas las veces que haga falta a Jesús antes de que cante el gallo?
Estos de aquí -que nadie se engañe- no son ni Manuela ni Ada, son la otra cara de la misma moneda que ya conocemos para desgracia de los valencianos.