Por Joan Francesc Peris, Portavoz de Los Verdes y candidato a la alcaldia de Gandia.
Ximo Puig ha justificado la convocatoria anticipada de las elecciones autonómicas como un acto de soberanía valenciana para ganar incidencia en las decisiones que se toman en Madrid y afectan a nuestra sociedad. Aunque esta es solo una justificación de su interés partidista para aprovechar un posible aumento de los resultados electorales del PSOE, es cierto que nos permite plantear, en este marco de dobles elecciones, aquellas cosas que todavía están pendientes y que afecten al presente y futuro de todas las personas. Una de ellas y la más importante para nosotros, Los Verdes, por su incidencia en toda la vida económica y social es la reforma de la política energética del Estado en clave estratégica de lucha real contra el cambio climático.
Una nueva política energética que impulso decididamente las energías renovables, sobre todo la solar fotovoltaica, que fomento el autoconsumo, que acabo con el poder de las grandes empresas eléctricas, que rebajo el precio del recibo de la luz y que no permita la pobreza energética de muchas familias ha sido una de las asignaturas troncales que se han quedado pendientes en el gobierno de Pedro Sánchez.
No sabemos si será por aquello de las puertas giratorias a las que nos han tenido acostumbrados los expresidentes y exministros del bipartidismo PP–PSOE que pasaban del ministerio a los consejos de administración de las eléctricas, pero ni ha ido adelante la auditoría al sector eléctrico para averiguar si está justificado el precio de la luz ni tampoco ha acabado derogado el impuesto al Sol que carga fiscalmente al autoconsumo que no pasa por la red eléctrica que aprobó Rajoy el 2015. No. La transición ecológica en España es lenta y demasiadas veces cómplice de los grandes intereses.
El año 2011, pocos días antes del accidente nuclear de Fukushima, el gobierno de Zapatero concedió una prórroga de 10 años de funcionamiento a la nuclear de Cofrentes. El año 2021 tendrá 37 años de los 40 años de vida útil para los que fue diseñada. Aun así, en el Pla Nacional Integrado para la Energía y Clima 2021-2030 diseñado por el actual gobierno no se contempla el cierre de jefa nuclear antes de 2030, mientras contempla el mantenimiento de las sobreretribuciones que cobran las empresas eléctricas en el recibo de la luz procedentes de la energía nuclear y que algunos estudios valoran en 17.000 millones de euros hasta el mismo 2030. Nos preguntamos si los actuales gobernantes están pensando al prorrogar más allá del 2021 el funcionamiento de la nuclear de Cofrentes, yendo más allá de su vida útil, cuando, además de estar más que amortizada, es una central diseñada a finales de los 60 y principios de los 70, más que obsoleta. No fue ninguna casualidad que el accidental nuclear de Fukushima empezara justamente en la central más antigua del Japón. Ya sabemos que las empresas propietarias de las centrales quieren alargar su funcionamiento hasta los 60 años, pero sería una temeridad y una grave irresponsabilidad que el gobierno central lo acepto.
Los Verdes consideramos que hay que exigir firmemente en el nuevo gobierno surgido de las elecciones del 28 de abril el cierre de la nuclear de Cofrentes, tal y como aprobaron las Cortes Valencianas en 2017, cuando acabo la actual prórroga en 2021, que haría innecesario el nuevo almacén de residuos radiactivos que está proyectándose y nos evitaría definitivamente el peligro de un accidente nuclear, además de la evaporación de miles de metros cúbicos de agua del Júcar. Pero, además, si la transición ecológica tiene que ser justa y eficiente, también hay que exigir acabar con el sobrecoste del recibo de la luz para que las familias y las empresas dejan de ser el apoyo involuntario de las excesivas ganancias de las eléctricas. Es incalculable el bienestar económico y social que una nueva política energética fundamentada en las energías renovables y liberada del poder omnipresente de las grandes corporaciones se generaría en nuestro país.
La lucha para abaratar el recibo de la luz y contra el cambio climático y el peligro nuclear es la misma. Es la hora del cambio energético y de la justicia social.