Por Toni Roderic, Àrea de Presidencia de Los Verdes.
El intento de Mónica Oltra -y de Iniciativa – de llegar a un acuerdo entre los dirigentes de Compromís para violentar las decisiones democráticas es un ejemplo paradigmático y una demostración del carácter político de los arrabaleros de la política.
Si alguien cree que esto es novedad, se equivoca totalmente. Sólo hay que recordar lo que la prensa siempre calla: Mónica Oltra llegó a las Cortes Valencianas en 2007, tras un pacto de la casta de Esquerra Unida del País Valencià -de la mano de personajes tan democráticos como Joan Ribó y Pasqual Mollà– para romper, unos días después de su elección, tanto el primer grupo parlamentario de Compromís en las Cortes, apropiándose del nombre, como su propio partido, EUPV, en un acto vergonzoso y sádico de transfuguismo político que la prensa valenciana siempre esconde.
Los acuerdos de la casta de la coalición Compromís hicieron que Oltra, de nuevo, volviera a ocupar un escaño en 2011 en las Cortes Valencianas y, si la Virgen de Agres no lo soluciona, volverá a ocupar -por tercera vez-, lo que supondrá 12 años de diputada- otro escaño en 2015, aunque, esta vez, no sabemos, a estas alturas, de la mano de qué casta lo hará.
Sólo se trata de eso, de ocupar cargos, para la que se le conocen pocos méritos políticos, pocas propuestas programáticas de izquierda ni de valenciana que no sean la estridencia del enfrentamiento torpe con el PP.
Yo no sé qué hará el BLOC, pero tiene mala pieza en el telar. Si no se baja los pantalones con la casta de Iniciativa, ¿Oltra será candidata de PODEMOS y con la justificación que buscaba? Y si se les bajan … pues también?. Tras ser candidata, ¿exigirá el pacto con PODEMOS -para ganar! – y el BLOC perderá siglas y esencias dentro del magma extraño, poco claro y antivalenciano de PODEMOS?. Y lo que es peor, el posible pacto de la izquierda valenciana -para echar al PP- ¿será imposible si no es a cambio de entronizar Oltra como presidenta de la Generalitat Valenciana para hacer no sabemos qué?